
Huitzilac está en el centro de una zona conflictiva en el estado de Morelos, donde compiten organizaciones criminales y se practica la tala ilegal. Al parecer, los muertos hacían campaña para conseguir puestos locales en la gestión de los recursos colectivos de la comunidad, como el bosque circundante, antes de una elección prevista para marzo.
El lunes por la tarde, como cada tarde de las últimas semanas, cuatro hombres y una mujer de uno de los grupos que compiten en las elecciones locales para administrar las tierras comunales y el bosque iban de casa en casa haciendo campaña, cuando fueron interceptados por hombres armados a bordo de dos vehículos y abandonados a tiros en la calle principal de Huitzilac.
“Les dije hace años que no participaran, siempre hay problemas”, dijo Blanca Delgadillo, cuyo yerno José Cuevas, un agricultor, estaba entre los asesinados.
Delgadillo, de 70 años, dijo que la violencia se ha apoderado de la comunidad agrícola en los últimos años, obligando a sus 20.000 residentes a vivir con miedo.
El alcalde César Dávila Díaz, quien asumió el cargo el 1 de enero, condenó el ataque y dijo que este tipo de hechos “afectan a nuestro municipio porque siempre nos han tildado de foco” de violencia.
El alcalde negó la presencia de cárteles de la droga, descartó la posibilidad de un motivo político y dijo desconocer cuál fue el móvil.
El martes por la mañana se podían ver restos de sangre y cinco velas en la acera.
Doscientos miembros de la Guardia Nacional llegaron para apoyar a la policía local y estatal que patrullaba la zona.
José Romero, un agricultor de 53 años que vive a pocos metros de donde ocurrió el ataque, dijo que estaba viendo la televisión cuando escuchó los disparos.
Dijo que la seguridad en el pueblo varía según la presencia de las fuerzas de seguridad. Cuando no está la Guardia Nacional, ocurren este tipo de ataques, dijo Romero.
El pasado mes de mayo, un ataque tuvo como objetivo a unos hombres que estaban bebiendo cerveza después de un partido de fútbol, apenas dos semanas antes de las elecciones presidenciales de México.
La presidenta Claudia Sheinbaum, que ganó esas elecciones con comodidad, se hizo cargo de una complicada situación de seguridad
Decenas de organizaciones criminales luchan por territorio en todo México, buscando asegurar rutas seguras para el contrabando de migrantes, drogas y armas, pero también, cada vez más, para extorsionar a las comunidades.
Su administración ha mostrado mayor disposición a perseguir a las organizaciones criminales que la de su predecesor, Andrés Manuel López Obrador, pero los focos de violencia se extienden por todo el país. Las facciones del cártel de Sinaloa han estado en guerra en la capital del estado durante meses.
Los cárteles de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación están luchando en varios estados, desde el centro de Michoacán hasta el estado sureño de Chiapas, a lo largo de la frontera con Guatemala.
El martes, partes de cuerpos de un número desconocido de víctimas fueron encontradas a lo largo de una carretera en el estado de Tabasco, en la costa del Golfo, mientras el gobernador de ese estado anunció la llegada de 180 soldados para abordar la creciente violencia.
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Por FABIOLA SÁNCHEZ
(Foto AP/Fernando Llano)