
Un fallo del Tribunal Constitucional dictaminó que ningún ciudadano puede buscar un tercer mandato, dejando fuera a Morales. Además, el exmandatario, que gobernó de 2006 a 2019, perdió la dirección del gobernante Movimiento al Socialismo (MAS), el partido que ayudó a fundar a finales de los 80 desde los combativos sindicatos cocaleros y con el que participó en todas las contiendas electorales. A pesar de ello, el político de 65 años se resistió a quedarse fuera y su eliminación podría agregar mayor tensión al caldeado clima político. Sus partidarios anunciaron un boicot a los comicios.
“En una América Latina muy compleja, Bolivia se destaca como un país sumamente polarizado que está enfrentando enormes crisis y su historia reciente está caracterizada por inestabilidad política y protestas callejeras que podrían jugar un papel importante en los escenarios que vienen”, dijo Michael Shifter, presidente de Diálogo Interamericano, un centro de estudios internacionales con sede en Washington.
La insistencia de Morales de reelegirse llevó al país a un estallido social en 2019 que dejó 37 muertos y forzó su renuncia tras unas elecciones denunciadas de fraudulentas por la oposición y organismos internacionales.
Por primera vez el MAS no es favorito y concurre a las elecciones dividido en tres frentes. El actual presidente, Luis Arce, ha renunciado a la reelección ante una fuerte caída de su popularidad y está apadrinando a su ministro de Gobierno, Eduardo del Castillo, un candidato surgido a última hora.
El bloque opositor de centro y de derecha concurre también dividido a los comicios con siete candidatos.
QUIÉN REPRESENTA A LA IZQUIERDA
Entre los favoritos está un pupilo de Morales, Andrónico Rodríguez, de 36 años, actual presidente del Senado y segundo al mando del mayor sindicato cocalero. Tiene un diploma universitario en Ciencias Políticas y se postulará por Alianza Popular, una escisión del MAS.
Rodríguez podría reconciliar al MAS, dividido por la feroz guerra entre Morales y Arce, según analistas, pero su inscripción como candidato ha quedado en suspenso hasta que se resuelva una demanda legal, informó el Tribunal Supremo Electoral.
“Queda ver si Rodríguez será títere de Morales, lo cual podría perjudicar su proyección”, dijo la analista y exdiputada Jimena Costa. Rodríguez habla poco y es esquivo con los medios. En los casi cinco años como presidente del Senado ha sido un fiel soldado de Morales, agregó Costa. En el último tiempo se distanció de Morales para apostar por su propia candidatura.
Arce acusó a Rodríguez de frenar la aprobación legislativa de créditos externos por orden de Morales. Sus adversarios ven que, a pesar de su juventud, no ha traído aires nuevos a la política boliviana, anclada en viejos liderazgos. “Morales y Arce llevaron al país al descalabro, Rodríguez es más de lo mismo”, dijo Jorge Tuto Quiroga, uno de los principales contendores.
El CENTRO Y LA DERECHA
En el bloque opositor compiten viejos conocidos, entre ellos el expresidente Quiroga (2001-2002), de 64 años, y el empresario y exministro de Planificación (1991-1993) Samuel Doria Medina, de 66.
Quiroga y Doria Medina impulsaron en la década de 1990 reformas liberales y privatizaciones que convirtieron al país en una potencia productora de gas, una industria que ahora está en declive por la falta de inversiones extranjeras desde la nacionalización decretada por Morales.
Ambos intentaron sin éxito unir a la oposición en un solo frente y ahora se disputan el voto “anti-MAS”. Prometen acabar con el modelo “fracasado y despilfarrador” que instauró Morales en medio del auge populista en el continente.
Quiroga fue vicepresidente de Hugo Banzer, un exdictador militar convertido a la democracia, de quien se distanció. Formado en universidades de Estados Unidos, también fue ministro de Economía.
Doria Medina es un empresario inmobiliario exitoso dueño de la franquicia Burger King. También fue ministro. Ambos han competido varias veces por la presidencia.
Otro candidato opositor es el actual alcalde de Cochabamba, Manfred Reyes Villa, un exmilitar que ha hecho una exitosa carrera como alcalde y gobernador de su región.
Arce ha dicho que ellos “representan la derecha fascistoide que quiere destruir el Estado, el modelo económico para volver al neoliberalismo y nuestra revolución democrática y cultural”.
Otros seis candidatos se apuntaron a última hora, entre ellos Eva Copa, alcaldesa de la ciudad de El Alto y vecina de La Paz, postulada por otra escisión del MAS.
“Dada la grave situación económica, resulta difícil ver que las elecciones puedan generar liderazgo capaz de superar los múltiples problemas. Tanto el partido de gobierno como la oposición están muy fracturados”, dijo Shifter.
CÓMO LLEGA BOLIVIA A LAS ELECCIONES
Bolivia cerró 2024 con una inflación anual de 9,97% —la más alta en tres décadas— mientras el Fondo Monetario Internacional proyectó una inflación de 15,8% para este año, más del doble de lo estimado por el gobierno. El año pasado la inflación en los alimentos fue de 15,4%.
La crisis económica comenzó hace dos años con la escasez de dólares debido a una caída en las exportaciones de gas natural, lo que que a su vez provocó falta de combustibles que el gobierno importa y subvenciona. El combustible se está convirtiendo en uno de los productos básicos más escasos de Bolivia y afecta la producción agrícola elevando el precio de los alimentos, lo que está llevando al límite la paciencia de los bolivianos.
El modelo estatista que aplicó el MAS, favorecido por el auge de precios de las materias primas en la década pasada, sacó al país de la pobreza hasta convertirse en una nación de ingresos medios bajos, según el Banco Mundial. Pero el despilfarro, la corrupción y malas políticas erosionaron la economía, dicen los críticos.
Las elecciones presidenciales y legislativas —que podrían tener una segunda vuelta en octubre— dirimirán la dirección que tomará el país en los próximos años.
Las encuestas vaticinan una dispersión del voto, lo que impedirá que surja un gobierno fuerte capaz de llevar adelante las vitales reformas económicas que precisa el país, dijo Costa. El país también debe encarar urgentes reformas de la justicia y del sistema político.
“No parece haber mucho ánimo para buscar una reconciliación que Bolivia necesita para poder resolver sus crisis. El descenso en Bolivia ha sido dramático después de un enorme progreso económico y social. Últimamente el país ha sido golpeado por un entorno internacional menos favorable y ha sufrido mal manejo de políticas públicas, con aumento en inflación y deuda nacional”, según Shifter.
POR PAOLA FLORES and CARLOS VALDEZ
(AP Foto/Juan Karita)