SAN SALVADOR (AP) — Más de 2.000 soldados y 500 policías rodearon el lunes un populoso barrio en las afueras de la capital de El Salvador en un esfuerzo por acabar con los restos de pandillas que, según el presidente, estaban tratando de establecerse en la zona.
“Hay un grupo de pandilleros escondidos. Hemos establecido un cerco de seguridad en todo el barrio… para sacar hasta el último pandillero de la zona”, escribió el presidente salvadoreño Nayib Bukele en una publicación en X.
La Policía rodeó con un cerco militar el barrio San Marcos y estableció retenes para evitar la fuga de pandilleros, informó el ministro de Defensa, René Francis Merino Monroy.
La valla es la tercera de su tipo que se instala en algunas partes de San Salvador con el objetivo de encontrar y detener a los pandilleros que aún operan en el país. En marzo, Bukele ordenó que se levantaran barricadas similares en una zona del norte del país, con el objetivo, según dijo, de desmantelar una facción de la pandilla Barrio 18.
El bloqueo es el último en la guerra del líder populista contra las pandillas, anunciado por Bukele luego de un aumento de la violencia en marzo de 2022. El gobierno de Bukele pidió un "estado de emergencia" y renunció a los derechos constitucionales para arrestar a más del 1% de la población de El Salvador con pocas pruebas.
La represión ha suscitado duras críticas de los grupos de derechos humanos, que han alertado sobre las condiciones de las prisiones y han dicho que muchos de los detenidos eran inocentes o tenían vínculos vagos con las bandas. Otras medidas que ha adoptado, como buscar la reelección a pesar de la prohibición constitucional de que los presidentes cumplan dos mandatos consecutivos, han hecho sonar otras alarmas democráticas.
Pero la guerra contra las pandillas también asestó un fuerte golpe a las pandillas Barrio 18 y MS-13 que durante mucho tiempo han sembrado el terror en gran parte del país, extorsionando, asesinando a quienes no pagan y traficando drogas.
Las medidas resultaron en una marcada caída de los homicidios y estimularon un fervor populista por Bukele.
A pesar de haber declarado efectivamente la victoria en su guerra, el presidente ha seguido extendiendo el “estado de emergencia” durante más de dos años, afirmando que tales medidas son necesarias para eliminar los restos de las pandillas de El Salvador.
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Por MARCOS ALEMÁN
(Foto AP/Salvador Meléndez)