
La reina estuvo apartada de los miembros de la familia durante la ceremonia sencilla y sombría efectuada en el Castillo de Windsor bajo los estrictos protocolos del distanciamiento social por la pandemia de coronavirus. Si la ceremonia hubiera sido para otra persona, al lado de la reina habría estado quien fue su esposo durante 73 años y dedicó su vida al servicio de la corona.
La monarca usó mascarilla y vestía completamente de negro, salvo el prendedor de diamantes que le destellaba en el hombro izquierdo, una pieza que utilizaba a menudo en compromisos a los que asistía con su esposo.
Los cuatro hijos de la reina —el príncipe Carlos, la princesa Ana, el príncipe Andrés y el príncipe Eduardo— estuvieron sentados cerca, al igual que la reina y los ocho nietos de Felipe. El austero servicio religioso hizo que la pérdida fuera para todos ellos más personal dado que suelen vivir su vida en público.
Sólo se permitió la asistencia de 30 dolientes al servicio religioso del príncipe, que falleció el 9 de abril a los 99 años. La procesión real y el funeral se efectuaron fuera de la vista del público en los terrenos del castillo, la residencia real de 950 años de antigüedad a 32 kilómetros (20 millas) al oeste de Londres, pero que se transmitieron en vivo por televisión.

— Artista del año: Bad Bunny.
— Nuevo artista del año: Rauw Alejandro.
— Sencillo del año: “Tusa”, Karol G y Nicki Minaj.
— Álbum del año: “YHLQMDLG”, Bad Bunny.
— Artista favorita femenina: Anitta.
— Artista favorito masculino: Bad Bunny.
— Dúo o grupo favorito: Eslabón Armado.
— Artista favorito - pop: Shakira.

El segundo álbum de larga duración de los galardonados con el Grammy marca una evolución a un enfoque más expansivo, con elementos progresivos, místicos y psicodélicos. Muchas de las canciones duran más de tres minutos, mientras la banda improvisa y gabaratea con calma. Hay un poco más de Rush en esta ocasión con lo Zeppelin.
La banda hizo equipo con el súper productor Greg Kurstin y bajo su guía esta colección tiene arreglos más elaborados, capas y progresiones de acordes, muchas secciones instrumentales y cuerdas. Todo va hacia el límite de lo grandilocuente, sin sobrepasarse, con letras sobre la naturaleza, ejércitos agrupándose y raras imágenes medievales.
Los hermanos Kiszka — el vocalista Josh, guitarrista Jake, bajista Sam — y el baterista Danny Wagner suenan fuertes, con una camaradería musical más profunda y un mayor aplomo. Esta es música que te inspirará a ponerte pantalones acampanados, dejarte el cabello largo y caminar descalzo por un bosque en el crepúsculo.
“Built By Nations” usa un riff parecido al de “Black Dog” de Zeppelin como guía, pero se abre hasta convertirse en algo completamente diferente. “Broken Bells” permite respirar a la banda, improvisando por más de tres gloriosos minutos en una forma similar a “Stairway to Heaven” que se siente más bien respetuosa, no plagiadora.
La balada “Tears of Rain” permite a Josh Kiszka convertir su voz en un huracán y “Stardust Chords” es un poco más estilo Jethro Tull. La segunda mitad del álbum pierde algo de impulso, especialmente con la desordenada e indulgente “The Barbarians”. Pero muestra un nuevo camino para la banda en el futuro, cada vez menos parecido a sus héroes musicales.
El álbum termina con “The Weight of Dreams”, que es Greta Van Fleet en su rock más progresivo, una montaña rusa de ocho minutos que te revuelve las entrañas con una ambición casi de niveles operísticos. “We stole from her a cloak of studded majesty/The queen is dead we robbed her grave” (“Le robamos a ella un manto de majestad adornada/La reina está muerta nosotros robamos su tumba”), dice la letra.
Quizá ese es un guiño a la banda que ha generado críticas por robar sonidos, pero ese tipo de comentarios son un poco más snob y desinformados. Puede que “The Battle at Garden’s Gate” no cambie la forma de pensar de nadie y Greta Van Fleet siga siendo polarizadora. Pero desestimarlos nunca ha tenido mucho sentido. ¿Te encanta el sonido del rock clásico de los 70? Entonces ¿por qué odiar a una banda que está impregnado con él y lo celebra? Dale una oída al álbum y rockea.

Karol G fue la segunda más galardonada con tres trofeos: sencillo del año, canción favorita - urbano y colaboración del año, todos por su éxito “Tusa” con Nicki Minaj.
“Estoy muy emocionada porque veo público... porque hay gente. Estoy feliz y agradecida por los dos años últimos que he tenido”, dijo la cantante, ataviada en un vestido blanco y con el pelo teñido de azul verdoso.
“A todas las nenas que vienen en el camino... el día de mañana tú que nos ves en casa vas a estar aquí”, agregó la estrella colombiana de la música urbana, quien más tarde interpretó su nuevo tema “El Makinon” con Mariah Angeliq.
La ceremonia, que se transmitió en vivo por Telemundo desde el BB&T Center en Sunrise, Florida, bajo estrictas medidas de salubridad y con un público presente reducido, comenzó con Maluma, Wisin, Myke Towers y Anitta interpretando “Mi niña”.
Poco después Camilo recibió el premio al álbum favorito - pop por “Por primera vez”, y le agradeció a su esposa, la cantante y actriz Evaluna Montaner, por haber sido “la inspiración para este álbum”.
Alejandro Fernández, quien tenía previsto asistir para recibir en persona el Premio Ícono, tuvo que aceptarlo a distancia tras haber dado positivo a la prueba de coronavirus.
“En este momento tan complicado para la humanidad, a veces nuestros deseos no se pueden cumplir... Salí positivo al COVID, me encuentro muy bien, asintomático, fuerte y de muy buen ánimo”, dijo el ídolo de la música mexicana, quien invitó a sus seguidores a vacunarse y le dedicó el honor “a los migrantes, muy especialmente a todas esas familias que han sido separadas en la frontera”.
El Premio Leyenda fue para “El Puma” José Luis Rodríguez. El cantante interpretó un popurrí que comenzó con “Yo regresaré”, dedicada a su Venezuela natal; y continuó con “Dueño de nada” con Carlos Rivera, “Voy a perder la cabeza por tu amor” con David Bisbal y la animada “Agárrense de las manos” con Rivera, Bisbal, Sofía Reyes y Carlos Vives, rodeados por un grupo de bailarinas y percusionistas con tambores. Fue sin duda uno de los momentos más animados de la noche.
Rodríguez, que en 2017 atravesó un doble trasplante de pulmón, lució saludable y emocionado y cantó como en sus mejores tiempos. Recibió su trofeo de manos de Chayanne.

No es para menos. Tan sólo esta semana, además de anunciar su gira recibirá el jueves el Premio Ícono en los Latin American Music Awards (Latin AMAs) por su destacada trayectoria, y también tendrá una presentación en la gala.
“Son premios que me animan y me motivan para seguir adelante y seguir dando lo mejor de mí”, dijo el llamado Potrillo en una entrevista reciente por videollamada desde Miami.
La gira de su álbum “Hecho en México” es también un logro tras haber sido interrumpida indefinidamente por la pandemia tras algunas presentaciones en Guadalajara y la Ciudad de México el año pasado.
Ahora arrancará en Estados Unidos el 10 de septiembre en California. Para el 15 de septiembre, una noche importante para los fans de la música regional mexicana por la celebración del Día de Independencia de México, estará en Las Vegas.
“Lo que estamos haciendo es comenzar por acá obviamente por lo de la vacunación”, dijo Fernández. “Vamos a seguir siguiendo los protocolos (de salubridad) en cada lugar que se necesite”.